Primera Iglesia Pentecostal de Cuba
Anécdota
Corresponsales: Yosniel Soler y Anyel Machado

Bandera de la Republica de Cuba


Con motivo de la visita del pastor Carlos Mendez unos cuantos hermanos y miembros todos de la congregación del "Templo de Vida" nos recordábamos de una anécdota o testimonio de cuando este siervo junto a su esposa e hijas estaban en medio nuestro como co_pastores. Resulta que en pleno período especial en nuestro país, cuando el transporte se hacía escaso por cuenta de la falta de combustible, nada de esto fue obstáculo para servir al Señor y cumplir su encomienda, de predicar el evangelio.

Resulta que una de las niñas pequeñas de nuestra congregación había estado ingresada en el pediátrico de centro Habana, que para todo aquel que ha vivido en Cuba sabe donde se encuentra este hospital, y que el cotorro está en la periferia de la ciudad. Resulta que al estar allí la mamá de la niña se percató de la necesidad tan grande que tenía un niño allí en aquel lugar, en especial.

Este pequeño niño cada un minuto presentaba un " ataque de epilepsia " para todos los médicos esto era lo que sucedía. Sin embargo los exámenes a su cerebro no mostraban ningún daño y ni se sabía la causa de aquello que le ocurría al pequeño. Yo mismo tuve la oportunidad de presenciar varios de los supuestos ataques de " epilepsia " y como aquella madre de la niña, me pude dar cuenta que lo que tenía el niño era un ataque de demonios, ya que adoptaba la posición clásica de "San Lázaro" es decir un viejito con un bastón y un tabaco en la mano. Siempre era igual.

La sierva de Dios comenzó a orar por aquel niño con autorización de la madre del mismo y a leerle la biblia y para cuando la niña estaba de alta Jehová había levantado bandera en aquel lugar, y la madre con el niño deseaban ir a la iglesia en cuanto estuviera de alta el también.

A raíz de todo esto la madre de la niña le cuenta lo sucedido al pastor Carlos Mendez y viendo la necesidad que había en aquel lugar decidió organizar que varios hermanos incluida la mamá de la niña fueran todos en bicicleta hasta el hospital, a predicar y a orar por los niños de aquel lugar. Llegado el día, los bicicleteros vieron la gloria de Dios acompañándolos, ninguna de las bicicletas, se pinchó las gomas, o se rompieron, ninguna de las personas de la comisión se fatigó ni sintió dolores en su cuerpo a pesar de la larga distancia y de no estar acostumbrados a semejante trayectoria. Llegados al lugar cumplieron con la encomienda y Cristo fue predicado y se oró por los niños.

Esta es una pequeña anécdota que habla del carácter de este siervo y la hacemos en el marco del aniversario del ministerio " Una casa en la roca" Iglesia que pastorea este siervo junto a su esposa. Reciban todos desde Cuba y la corresponsalía de la pipdc una felicitación y muchas bendiciones de parte de nuestro Padre celestial. Amén.



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